En los últimos años me pregunto cuánto interferimos en la
identidad de un vino cuando elaboramos , cuánto cuando criamos o peor, en el
mismo manejo de la viña. Estoy
convencido de que nuestra interferencia es muy grande e irreversible, tanto que
la mayoría de los vinos tiene que ver con la interpretación caprichosa de las
ideas de enólogos, estilos de la casa y demás situaciones que se relacionan con
identidades o caracteres que nada tiene que ver con el terruño.
Este año visité varias zonas vitivinícolas ,hable con
productores, probé vinos, visite viñedos, bodegas, interactué con dueños,
enólogos y miré bodegas. Me interesó
sobremanera cada enfoque. Todos coinciden en la interpretación del terruño, el
carácter del lugar, la sumatoria de clima, el hombre y el suelo en esta
innumerable interacción . El caso es que
me fue muy difícil identificar en su mayoría el viñedo , del vino y del hombre.
Por primera vez entendí eso de la
globalización de los vinos, eso que escuchaba hace mucho. Hay muchos vinos
parecidos.
Y sí. No necesariamente
tienen que tener igualdad de sabores. En realidad cuentan con un hilo
conductor dominado por la extracción, las
enormes concentraciones comunes, el uso
desmedido y dominante de la madera, que convierten a los vinos en una mezcla de
canela, vainilla y coco. La gran cantidad de volátil aumenta los aromas
volviendo a todos vinos intensos. Los
llamare vinos con esteroides, que dan mucho al beberlo, pero te dejan vacío al
terminar la copa. La falta de identidad decorada por una cantidad innumerable
de maquillaje, adornos que tapan lo que llamamos terruño.
Creo que encuentro esto como un reflejo de nuestra sociedad
encandilada por luces, que se dejan
llevar por el ruido , la falta de profundidad y la búsqueda innecesaria de
reconocimientos dados por afiches de papel
y mucha exposición mediática. ¡Claro!
Es que al final los vinos son el reflejo
de las sociedades. Están elaborados por sus integrantes, pero deberían escapar
de ellos.
Debemos comprometernos más en la idea profunda de los vinos
libres, de los vinos que inspiren, de los vinos que venzan el miedo de ser
comunes como cualquiera de nosotros y produzcan placer por la compañía y no por
las guirnaldas y el neón.
No dejarnos alcanzar por las cosas comunes del día a día que
desvíen, en definitiva nuestra intuición acerca de que es lo que está bien y
que es lo que está mal . Debe regir este sentimiento de trabajo, no solo para
producir vinos libres ,sino desde la
base moral para los que trabajan y se dedican a esta actividad. Que sean
libres, que puedan educar, comer y tener salud en forma digna.
Los vinos tienen que ser
la identidad de lugar de donde provienen sus uvas. No dejemos que las
cosas mundanas corrompan nuestro espíritu , nuestro corazón, nuestro trabajo. Seamos hombres libres. Hagamos vinos libres.
Y para terminar un poco de música:
Linda reflexión. Abrazo
ResponderEliminargracias
EliminarMe gusto mucho el relato, espero que siempre puedas llevarlo a cabo con tus vinos para marcar una diferencia necesaria. Un gran abrazo amigo
ResponderEliminarEntender y empezar a trabajar en ese sentido, será un avance enorme para la viticultura argentina.
ResponderEliminarLos vinos terminan siendo y pareciéndose a la sociedad que los forja. Hace un tiempo preguntabas que eran los vinos honestos y humildemente opino que son parecidos a lo que expones en tu ultima entrada del blog. El exceso de extracción y madera suelen homogenizar y hacer que vinos de distintas latitudes sean tan parecidos.
Hace un tiempo reflexionaba algo parecido http://pasionkuari.blogspot.com.ar/.../entre-pipenos-y...
Por lo menos no me siento tan solo en ese sentimiento que hoy te aborda. Un gran abrazo y felicitaciones!!!!
Muy buena nota Ale! A veces me impresiona la lucidez de algunas de tus reflecciones, sobre la profesion, sobre el vino, las luces y el consumidor obnubilado por las mismas. Y bue... dicen que los locos a veces suelen ser mas lucidos que los que no lo estan. Y para mi, vos estas re loco ja! Abrazo grande.
ResponderEliminarBuena reflexión, sobre todo de una persona que tiene la posibilidad de probar vinos de diferentes zonas; me parece que es importante que las personas dedicadas a la enologia independientemente de la parte del mundo en donde les toque elaborar se reconozcan argentinos y trabajen para posicionar este país como lo vienen haciendo.
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