domingo, 24 de agosto de 2014

Gualtallary - El primer encuentro

Recuerdo que Alberto Benenati llego al INTA. Si la memoria no me falla fue circa 1999. En medio de la charla me dice, al pasar, que quería hacer análisis foliares en vid para tener estándares de fertilización. Por entonces me encantaba hacer los muestreos para poder visitar las fincas y ponerme en contacto con esa palabra que empezaba a sonar de manera incipiente para nosotros: terruño. En ese entonces andábamos en una Renault 12 rural con algunos detalles de terminación. El más problemático, sobre todo para andar a campo, era el tremendo agujero que tenía en el piso y que solíamos tapar con la alfombra de goma. Por estos años mantenía la firme convicción, con otro grupo de jóvenes, en la necesidad de hacer un cambio profundo en el INTA. La mayoría sigue trabajando y además como destacados investigadores. 




Pero quiero rememorar otro dato. Un año después quedaría como jefe y estábamos realizando algunos trabajos en fisiología y vitivinicultura:

1. Ensayo de restricción hídrica en Cabernet Sauvignon en Norton, tesis de Perez Peña. Con Guillermo Yaciofano hacíamos esas malditas curvas de estado hídrico pre amanecer y sacábamos muestras de suelo para realizar las correlaciones junto con los tensiómetros .

2. Un ensayo interesante de la influencia de los rendimientos en Bonarda en Santa Rosa, en la finca de Zuccardi.

3. Influencia de la poda mínima en Sauvignon Blanc en sistema casarsa modificado en Lujan de Cuyo.

4. Zonificación y caracterización del Malbec en distintas zonas de Mendoza.

5. Por último y fundamental, cursando el último año de Ingeniería agronómica.

Épocas de no dormir, de creatividad, de esfuerzo, pero de enormes convicciones en aprender y saciar mi curiosidad.

Les cuento todo esto solo para poner en contexto el primer día que llegue a ver esta zona. Inhóspita, que nadie conocía. Era el riesgo tomado por el doctor Catena en cultivar en una zona fría buscando mejorar la calidad de los vinos por medio de zonas por entonces extremas. La ruta 92 era un huella y la subida a Gualtallary un río seco. No había ninguna finca. No había casas. Apenas podías pasar por el regimiento militar y no había mucho más. La R12 se llenaba de tierra y muchas veces teníamos que parar para poder respirar. El agujero hacía de las suyas y generalmente teníamos más tierra adentro del auto que afuera.

Cuando llegue me encontré las plantas de vid en el medio del desierto, muy atacadas por hormigas. Si subíamos hacia el oeste había nieve (Estancia Silva). En ese momento pensé: “esto es una locura”. No entendía a quién se le podía haber ocurrido plantar ahí. Hoy al transitar las misma ruta y ver la cantidad de viñedos plantados me doy cuenta que siempre hay que ir un poco más de lo que nos dicta la cordura para encontrar nuevos paradigmas.





El primer contacto fue un estudio físico-químico de suelo. Encontramos tres orígenes posibles: típico aluviones, lentes de calcáreos por entonces posible origen lecho marino y capas de sílice de origen eólico. Estos suelos eólicos, sobre todos debidos al intenso paso del viento zonda que suele correr y mover pequeñas dunas.

El calcáreo en los lentes macizos más tarde encontraría restos de conchillas de mar, lo que termina de ayudarnos a dilucidar que son parte de un lecho marino previo a la formación de la cordillera de Los Andes. Se formó al final de la era Secundaria, a finales del Cretácico tardío, es decir, son suelos de más de 65 millones de años. Al formarse la cordillera se dieron orígenes a valles paralelos, entre ellos el Valle de Uco.



Cuando escribía el informe para Alejandro Sejanovich, por entonces técnico a cargo del Viñedo Adrianna a las órdenes de Pedro Marchesky, me di cuenta que era un lugar en el medio de la montaña con suelo marino.

El nuevo camino para cantidades enormes de hipótesis de trabajo que luego se convertirían en mi vida, daba inicio. Y comenzó un largo camino, que como dice mi amigo Retamal, es la luz al final del túnel.

(Continuará)

lunes, 18 de agosto de 2014

¿Qué ves? Para los que hacen vino.


Hace ya varios años intento descifrar la palabra calidad en el vino. Una cruzada difícil de entender, comprender y en todo caso identificar.  Algunos dicen: "es lo que  le gusta al consumidor", otro lo nombra como los vinos que tienen mayor puntaje de los críticos. Estas dos posibilidades, sin lugar a dudas, van de la mano en la mayoría de los casos.  Puede haber mil ideas al respecto, pero me pregunto: ¿el consumidor tiene todas las cartas en la mano para saber qué le gusta? ¿El mercado le da la opción de elegir o estamos bajo un yugo donde el estilo del vino argentino se mueve direccionado?

El consumidor de argentina tiene muy pocas oportunidades, solo bebe vino nacional, conoce poco marcas que estén fuera de lo que llamamos el establishment. Los hacedores tienen pocas posibilidades de viajar y algunos las tienen pero prefieren ir de vacaciones a lugares donde el vino no es la razón.



Los últimos años me dedique a viajar a zonas no tan conocidas pero de una historia infinita, tales como Jura, Sanlucar , Loir, Galicia, Douro, Porto, Córcega. Lugares donde se elaboran vinos desde épocas inmemorables, vinos que llamare  particulares , porque no los conocía . Esto me ayudó a ampliar mis conocimientos y sabores, encontré vinos que jamás habría pensado que existían, métodos de elaboración, gente con un gran amor a su tierra y su identidad. Me cansé de que digan ¿cuál es el vino que beben los consumidores? y que el éxito esta dado por un tipo de sabor particular. Me permití descubrir estas nuevas influencias en mi trabajo diario.
Para que el consumidor, es decir mis amigos, la gente común, tenga diversidad, mayor cantidad de estilos posibles en su góndola, me puse a trabajar y como suelo decir, evangelizar sobre esto. No significa que no siga haciendo los vinos con los estilos conocidos por todos, solo que también voy a incorporar más posibilidades, más dedicación para romper estos esquemas tan paradigmáticos que nos quitan grados de libertad para expresarnos, para tener nuestro carácter, en definitiva lo que llamo identidad.

Así, Gualtallary será fresco y en Cruz de piedra tendremos garnachas de 15º de alcohol y vinos encabezados. Muchas veces digo, voy a tirar la piedra lo mas lejos posible , tiempo para regresar hay, pero explorar los límites es lo que dicta mi corazón.
Para mis amigos, conocidos, jóvenes que están en el hermoso camino de ser abanderados de nuestra cultura, no se permitan decir que algo no tiene calidad por ignorancia, no se permitan no disentir , no se tapen los ojos por no entender, fluyan, discutan, sigan la curiosidad de su alma, no se acomoden al confort, sean sus peores críticos y no dejen que nadie les digan que esta mal su idea. Reviertan con trabajo, estudio, amor , humildad y mucha paciencia.


Termino con una hermosa frase que encontré en Facebook:

Los pájaros  nacidos en jaulas creen que volar es una enfermedad.

                                                                                                                                                          Alejandro Jarodowsky .