domingo, 1 de septiembre de 2013

No perder la identidad


En los últimos tiempos me escucho hablar de Tiza, longitud ,mineral, descriptores que se van apoderando de mis adjetivaciones a los vinos y que busco cuando elaboro en muchas zonas. Pero no tenemos que cometer el error de intentar que todos nuestros vinos tengan estos descriptores , debemos entender que en Argentina tenemos una gran cantidad de terruños, diría casi incontables y que cada uno de ellos nos permiten una expresión cultural distinta una identidad diferente. La riqueza mayor como actividad es la gran diversidad , basada en nuestra interpretación diaria de la vida, somos como muchas veces se dice un crisol de razas, personalidades decoradas con climas , altura y suelos muy distintas.
Por eso cuando encuentro estos descriptores como Tiza, mineral, fruta de baja intensidad, longitud…cal espero encontrarme con un vino de Gualtallary, Altamira en zonas calcareas, Eugenio bustos en suelos mas profundos o las ricas tierras calcarareas a los pies de las cuchillas de carrizal.

Rhon - Suelos de piedra!!!


Ahora en Lunlunta , Cruz de piedra, zonas arenosas de Agrelo, en la picada de Tupungato, en el cepillo en esos suelos casi eólicos (arenosos) no busquemos estos descriptores , no engañemos el terruño, respetemos el carácter y su identidad. Los Malbec serán golosos, dulces con buenos alcoholes, con mermeladas de frutas negras y rojas. Vinos más calientes que saben a la manzana prohibida. No le pidamos lo que nos son, no seamos irresponsables , no uniformicemos para el otro lado, cada cosa en su lugar y para cada una hay alguien que lo va a elegir.

Gualtallary- suelos arenosos con calcareo marino 



No nos obliguemos a ser lo que no somos, no vayamos en contra de la naturaleza, permitamos que los vinos Malbec de finales dulces tengan su lugar y los vinos largos y jugosos el suyo.
Permitamos las distintas expresiones , no coartemos por medio de censuras fáciles, el placer de estos vinos que durante años llenaron nuestras bocas de recuerdo y nuestra panza de amor.
Quien se crea dueño de la verdad, siempre encontrara que existen múltiples verdades y la óptica, el contexto y el mundo que lo rodea serán los encargados de decidir cual elige. El sobremadurar una uva, el sangrar o no , será solo una óptica de una realidad pero que nadie puede confinar esta idea con un mero significado o definición de facilidad al hacerlo, no seamos soberbios, no creamos que la palabra es santa y demos lugar a otras ideas, otros vinos, diversidad y aceptación.

La Consulta, zona de suelos casi rojos




En numerosas publicaciones hablan de pulcritud de estilo, de dirección en el vino, ausencia o sobrante de algo , veredictos , banderas de terruño, pureza……y si nos dedicamos a comprender la zona de donde viene tal o cual vino, si abrimos la cabeza a que no existe el mejor o peor vino, si nos metemos en las entrañas de esas tierras y comprendemos la idiosincrasia de cada uno de ellos…..

Hago vino para incluir no para dividir. Hago vino para tomar no para hablar. Hago vino para amar no para odiar. Hago vino como parte de una cultura, no de una elite. Hago vino porque no sé hacer otra cosa y qué???


no le voy a pedir alto alcohol ........






sábado, 20 de abril de 2013

Celebrando el Malbec World Day - "El malbec es nuestra arma nuclear"



Lo dice de manera contundente Alejandro Vigil. No es poca cosa, este hombre, que aún no llega a los 40, carga sobre sus espaldas grandes logros en la vitivinicultura argentina. Es Jefe de Enología de la Bodega Catena Zapata. Es ingeniero agrónomo. Es un buceador, un investigador, un "lanzado" en materia de vinos.
Cuando habla del malbec se le hincha el pecho y lo califica como la llave que abrió la puerta del mundo a los vinos hechos en estas tierras.
"El malbec tiene destino de varietal clásico como un cabernet, un chardonay o un pinot noir porque cuenta con caracteríticas propias" dice Vigil. "Cumple como premisa que está en todos los segmentos de precios y ajustado a ese segmento, por lo cual condice la relación precio calidad, desde un básico a un superpremium. En cuanto a lo gustativo, tiene una boca y una nariz fácil, y esto lo hace apetecible a la hora de beber".
Alejandro Vigil destaca que la cultura argentina vende mucho y hay que explotarlo, no solo a nivel bebidas, sino también turisticamente.
En los últimos 10 o 12 años, la exposición de los vinos argentinos creció de manera exponencial y puso al producto argentino en un lugar relevante a nivel mundial a pesar de que en porcentajes, estamos bastante lejos de estar entre los más demandados. En ese aspecto, a pesar de que las calidades son similares, Chile nos lleva algunos trancos, por años de experiencia y por estabilidad económica a lo largo de la historia reciente.
Vigil destaca los avances argentinos y la necesidad de seguir vigentes en las góndolas del mundo más allá de la coyuntura. "Las economías regionales están afectadas" dice.
"Hay que trabajar en las identificaciones geográficas, para aportarle al consumidor otros datos y valor agregado a lo que hacemos. Es un trabajo importante, lento y a largo plazo, necesitamos al menos 50 años, pero vamos bien".
El especialista resalta cualquier acción de promoción privada y estatal fuera del país.
Finalmente, divide en dos la cosecha 2013: "Por un lado, hay cantidad y calidad y es una de las mejores de los últimos 30 años. Por el otro, será un año bisagra, muy bravo para pequeños, medianos y grandes productores de uva".
Concluye Alejandro Vigil: "Cada día sorprende más lo que tenemos en bodega, es un año para tener muy en cuenta".

Pablo Pérez Delgado - Editor

Fuente: www.conexionagro.blogspot.com

lunes, 18 de marzo de 2013

Más allá de la superficie (Mi definición de terruño)


 

En los últimos días sigo pensando sobre el terruño o más específicamente en la definición de terruño. En numerosas acepciones se dice que es la interacción del clima-suelo con el hombre incluido dentro de este sistema.  En muchos casos solo habla del suelo como factor fundamental o el clima. El hombre queda relegado y a veces no se entiende el por qué se incorpora a esta definición.
Según voy entendiendo con el tiempo comienzo a pensar que en realidad la parte fundamental de lo que denominamos terruño es el hombre.  En Mendoza, donde vivo y salvo alguna situación realmente extraña (¿Tsunami? La provincia se hunde y desaparece. Soy desterrado) creo moriré acá. El hombre es parte fundamental o el basamento de la existencia de cualquier cultivo; de otra forma seguiríamos siendo un gran desierto, donde solo existiría vida a las orillas de los cauces naturales.
Los Huarpes, antiguos habitantes de Cuyo, de los cuales se tiene registros prehispánicos y fueron parte del dominio Inca, entendieron que para desarrollarse necesitaban encauzar el agua y usarla eficientemente para el riego, en las zonas cercanas a la actual ciudad utilizaban derivados realizados por ellos del denominado canal Cacique Guaymallen  (zanjón para los cuyanos). De esta forma lograron cultivar y subsistir en estos inhóspitos lugares. La red armada por los huarpes es gran parte de la red hidrológica desarrollada en nuestros días.
Por otro lado, los primeros registros de cultivo de vid son confusos. Sin embargo, diremos que como mínimo en Argentina datan de 1556. El sacerdote Juan Cedrón cultiva en Santiago del Estero plantas de Moscatel y uvas del país para poder utilizarlo en las misas. Así se desarrollo la vitivinicultura hasta la llegada de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, donde se conocen los primeros vinos varietales vinificados denominados europeos. Seguramente el Malbec estaba entre ellas. Hablamos de los años 1860 a 1870.
¿A que viene esto? Básicamente cuando cultivamos un viñedo producimos cambios drásticos y casi irreversibles. Cuando decimos: "Acá vamos a plantar un viñedo", se engloba una gran cantidad de sucesos que cambiaran para siempre ese lugar. En primer término, desmontamos y erradicamos gran cantidad de especies establecidas, además de mover la fauna del lugar. Armamos redes hídricas para el riego.
Intervenimos de tal modo que cambiamos el paisaje, las plantas y los animales.
Regreso al comienzo. ¿Cuánto pesa el hombre en la definición de terruño en la vitivinicultura? Yo diría el 90 por ciento o más. Es tan influyente que logra cambiar el comportamiento de la vid, originalmente una liana, y la obliga a vegetar 6 meses y dormir otros seis.
Todo cambia by Mercedes Sosa on Grooveshark
Es así, que cuando hablamos de terruño en realidad hablamos de cómo una determinada cultura del hombre va transformando un lugar, utilizando los recursos climáticos y el suelo y no al revés. Esta definición de terruño, estoy seguro será extendida en el futuro cuando logremos sincerarnos acerca de que el vino existe porque el hombre existe. Y eso es lo más natural que tiene esta bebida utilizada para abrir los corazones y aflojar las penas.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Vigil x Vigil. Un autodefinido


Como persona me defino como... 
Un hombre de Mendoza que intenta todos los días de su vida ser buena persona y producir placer en la mayor cantidad de gente con el trabajo que me toca hacer.

Ser creador de vinos es ser...
Es intentar reflejar una cultura que lleva ciento de años de historia poniendo el amor y la dedicación que se merece la transcripción de estas huellas encriptadas en la uva y en cada zona

Mis valores y principios al hacer un vino son...
Amor, pasión y trabajo. Además, respetar y tener la humildad de entender que uno es un pequeño eslabón de millones de pasos que tienen como consecuencia que un vino llegue a una góndola y sea bebido por alguien. Es básicamente entender el mundo del vino como un suceso de innumerables milagros que, en definitiva, deberían producir placer.

Antes de elaborar un vino me inspiro en...
Es difícil pensar en una sola cosa que me inspire pero creo que al final tiene que ver más con lo intuitivo. Pero si tuviera que ponerle un nombre a la musa, sin duda es la literatura, especialmente latinoamericana. También la música y la vida en sí.

La literatura en mi vida es...
Es una fuente de conocimiento que me permitió entender la importancia de la diversidad y comprender que existe una enorme cantidad de caminos para lograr el amor a la vida. En mi caso en particular, la vida pasa por la cultura del vino y lo que me hace levantarme todas las mañanas intentando hacer un mundo mejor.

El secreto de todo gran vino es...
La historia que tiene detrás de cada trazo en la boca, cada sensación en la nariz... Tiene que estar creado en base a la diversidad de cada terruño, de cada uva y dejar la marca del hombre que le imprime un carácter como parte de un proceso de creatividad y amor. Obviamente todo basado en argumentos científicos y tangibles.
Mi objetivo en este camino como enólogo es...
Intentar terminar produciendo vino con los mismos sentimientos de mi infancia, libre de todo prejuicio y paradigma impuesto como base de sustento de una imagen. Creo que la infancia tiene el don de la inocencia, el respeto y la comprensión de cosas que con la edad vamos perdiendo... Espero poder volver a ese disfrute permanente de trabajo y juego.

El mayor desafío que enfrento día a día...
Es sin lugar a duda entender que nosotros (los enólogos) somos parte de una actividad que cambia después de una enorme cantidad de tiempo y que sólo estamos de paso. Somos un grano de arena que involucra miles de voluntades en torno al aprendizaje de la humanidad a través del vino. Nuestro trabajo perdurará en el anonimato como las miles de almas y héroes anónimos de este hermoso trabajo.

Uno de los sueños que me falta cumplir es...
Reincorporar la cultura del vino a las mesas familiares como parte esencial de la alimentación. Reencontrar esos caminos perdidos. En lo personal dedicarme a la escritura de cuentos, pasar más tiempo viendo crecer los árboles y mis retoños... Involucrarme más en la naturaleza y el silencio.

Algo que siempre trato de enseñarle a mi hijo es...
Que no tengan miedo ante las cosas. Lo peor que puede pasar es tener que recomenzar y eso da miles de oportunidades para vivir cosas nuevas y aprender

El mayor legado que quiero dejarle a la vitivinicultura argentina es...
Mi pequeño aporte es dejar un mínimo interés y respeto a diversidad, mis humildes aportes a la caracterización de zonas pero básicamente y resumiendo voy a dejar vino, que espero lo disfruten en los próximos 50 o 60 años; vinos que están hechos con pasión, respeto, amor y, en muchos casos, coraje.

Fuente: www.iprofesional.com/

jueves, 3 de enero de 2013

Esperanza y trabajo


Hace casi un año escribí sobre la vitivinicultura Argentina algo como ¡A brillar!, aludiendo a la gran oportunidad que se nos presentaba. Recuerdo la explosión del Malbec, que comenzó en el año 2000 y que las cifras marcaron hacia el 2004 con crecimientos en las exportaciones a niveles impensados. Es cierto que aquello se debió a nuestra coyuntura como país (dólar alto), pero fundamentalmente por la relación precio-calidad que evidenciaron tanto los críticos internacionales como los consumidores. Así ingresábamos en el paradigma Malbec: se instaló en la percepción del consumidor que el Malbec es uno de los mejores vinos del mundo y que es en Argentina donde se producen los mejores. A simple vista, es muy positivo, pero también acota la diversidad de la vitivinicultura, como si solo pudiéramos hacer grandes Malbecs. Contra ese pronóstico, este año una gran parte de las empresas, técnicos y personas vinculadas a la comunicación lograron posicionar el tema de las zonas o microzonas y los distintos varietales, lo que constituye un gran avance. Cada día me sorprendo aun más, no es que hayamos comenzado a hablar deliberadamente de La Consulta o Gualtallary, sino que se respalda con años de trabajo, con investigaciones, ensayos, estudios geológicos e inversiones a largo plazo. Esfuerzos que, este año, se plasmaron en reconocimientos internacionales y presentaciones de vinos específicos. Es un gran alivio, me permite pensar que las coyunturas limitan negocios, pero no detienen una actividad cuya base es la cultura de pueblos que se dedican a identificarse con las costumbres, como la de beber vinos para compartir momentos inolvidables, debatir penas o contemplar el futuro. A todos aquellos que trabajan incansablemente sin reconocimientos, a los héroes anónimos pasados y presentes, a las figuras internacionales que nos abren puertas, a los iconos que marcaron la historia, a los pequeños productores que pelean por justas condiciones, a los inversores arriesgados, gracias por hacer de este 2012 un gran año y permitirnos soñar con una vitivinicultura sólida y con un futuro brillante. Salud.