sábado, 25 de octubre de 2014

Somos de acá. Seamos libres

En los últimos años me pregunto cuánto interferimos en la identidad de un vino cuando elaboramos , cuánto cuando criamos o peor, en el mismo manejo de la viña.  Estoy convencido de que nuestra interferencia es muy grande e irreversible, tanto que la mayoría de los vinos tiene que ver con la interpretación caprichosa de las ideas de enólogos, estilos de la casa y demás situaciones que se relacionan con identidades o caracteres que nada tiene que ver con el terruño.

Este año visité varias zonas vitivinícolas ,hable con productores, probé vinos, visite viñedos, bodegas, interactué con dueños, enólogos y miré bodegas.  Me interesó sobremanera cada enfoque. Todos coinciden en la interpretación del terruño, el carácter del lugar, la sumatoria de clima, el hombre y el suelo en esta innumerable  interacción . El caso es que me fue muy difícil identificar en su mayoría el viñedo , del vino y del hombre. Por primera vez entendí  eso de la globalización de los vinos, eso que escuchaba hace mucho. Hay muchos vinos parecidos.
Y sí. No necesariamente  tienen que tener igualdad de sabores. En realidad cuentan con un hilo conductor dominado por la extracción,  las enormes concentraciones comunes,  el uso desmedido y dominante de la madera, que convierten a los vinos en una mezcla de canela, vainilla y coco. La gran cantidad de volátil aumenta los aromas volviendo a todos vinos intensos.  Los llamare vinos con esteroides, que dan mucho al beberlo, pero te dejan vacío al terminar la copa. La falta de identidad decorada por una cantidad innumerable de maquillaje, adornos que tapan lo que llamamos terruño.
Creo que encuentro esto como un reflejo de nuestra sociedad encandilada  por luces, que se dejan llevar por el ruido , la falta de profundidad y la búsqueda innecesaria de reconocimientos dados por afiches de papel  y mucha exposición mediática.  ¡Claro!  Es que al final los vinos son el reflejo de las sociedades. Están elaborados por sus integrantes, pero deberían escapar de ellos.

Debemos comprometernos más en la idea profunda de los vinos libres, de los vinos que inspiren, de los vinos que venzan el miedo de ser comunes como cualquiera de nosotros y produzcan placer por la compañía y no por las guirnaldas y el neón.
No dejarnos alcanzar por las cosas comunes del día a día que desvíen, en definitiva nuestra intuición acerca de que es lo que está bien y que es lo que está mal . Debe regir este sentimiento de trabajo, no solo para producir vinos libres ,sino  desde la base moral para los que trabajan y se dedican a esta actividad. Que sean libres, que puedan educar, comer y tener salud en forma digna.

Los vinos tienen que ser  la identidad de lugar de donde provienen sus uvas. No dejemos que las cosas mundanas corrompan nuestro espíritu , nuestro corazón, nuestro trabajo.  Seamos hombres libres. Hagamos vinos libres.
Y para terminar un poco de música:

6 comentarios:

  1. Me gusto mucho el relato, espero que siempre puedas llevarlo a cabo con tus vinos para marcar una diferencia necesaria. Un gran abrazo amigo

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  2. Entender y empezar a trabajar en ese sentido, será un avance enorme para la viticultura argentina.
    Los vinos terminan siendo y pareciéndose a la sociedad que los forja. Hace un tiempo preguntabas que eran los vinos honestos y humildemente opino que son parecidos a lo que expones en tu ultima entrada del blog. El exceso de extracción y madera suelen homogenizar y hacer que vinos de distintas latitudes sean tan parecidos.
    Hace un tiempo reflexionaba algo parecido http://pasionkuari.blogspot.com.ar/.../entre-pipenos-y...
    Por lo menos no me siento tan solo en ese sentimiento que hoy te aborda. Un gran abrazo y felicitaciones!!!!

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  3. Muy buena nota Ale! A veces me impresiona la lucidez de algunas de tus reflecciones, sobre la profesion, sobre el vino, las luces y el consumidor obnubilado por las mismas. Y bue... dicen que los locos a veces suelen ser mas lucidos que los que no lo estan. Y para mi, vos estas re loco ja! Abrazo grande.

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  4. Buena reflexión, sobre todo de una persona que tiene la posibilidad de probar vinos de diferentes zonas; me parece que es importante que las personas dedicadas a la enologia independientemente de la parte del mundo en donde les toque elaborar se reconozcan argentinos y trabajen para posicionar este país como lo vienen haciendo.

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