Estamos llegando al punto donde la cosecha toma velocidad.
La adrenalina ocupa parte importante de la sangre. Pasados todos estos años
sigo sintiendo el primer amor cada instante. Los miedos son los mismos. Las
decisiones se toman más pausadamente, con el tiempo uno se adecua a esas
estructuras que son como aguas donde se nada cómodo. En otro momento no se
sentía la incomodidad…eso me dice una sola cosa, los años van tomando mi
libertad...
Estos días escuche enorme cantidad de planteos sobre el
nivel de alcohol. Sin querer me llevó a los primeros pensamientos e hipótesis
que en cierta forma están estrechamente ligados. Se trata de los rendimientos
por planta en función de la calidad. Mi diagrama mental de lógica cuando
comencé tendía a vincular el suelo a la calidad. Así pensaba que suelos
profundos y fértiles daban mala calidad y los suelos pobres de baja profundidad eran la panacea
para obtener nuestros vinos top. Con el
tiempo, esta teoría fue tomando forma pero con muchos condicionamientos.
Tantos, tantos, que al final cambió la hipótesis y de esta forma también cambió
la visión sobre el alcohol y la concentración.
Así fue que la lógica me dicto parámetros que tenía que
resolver en forma práctica y matemática. La teoría era: “a menor carga, mayor
calidad”. Simple, pero con una enorme diversidad de acepciones. En la práctica
trabajamos una gran cantidad de parcelas con gran variedad de rendimientos en
distintas zonas. ¿Los resultados? Tan variables como las parcelas. Nada en
concreto así en tres años. Hasta que comenzamos a ajustar cada zona y luego
sub-zona a los rendimientos óptimos. ¿OPTIMOS? ¿Para qué? Desde esa simple
pregunta dejé de hacer raleo, no tire más uva al piso y encontré un respeto a
lo que natura da. De esta manera, pasado
el tiempo, descubrí que todo estaba vinculado al sentido común. Si la planta
tiene más carga cosecharemos más tarde y si la planta tiene menos carga, ¡será
antes! Y si, es lógico, pero no es fácil de llevar a la práctica. En estos días
estoy leyendo “El Curioso incidente del
perro a medianoche”, de Mark Haddon. Es una novela verosímil que ayuda a
comprendernos mejor a nosotros mismos y deja aromas de un gran sentido del
humor...recomendable.
Al final, la simplicidad de las cosas se limita a simples
variables que las podemos definir con la matemática, pero más con lo que
denominamos sentido común. La variabilidad es la única herramienta real y
probada para mantener la consistencia en el tiempo. Mucha variación en el año,
poca entre años, es una definición estadística pero que bien funciona en todo
……cortito y al pie , que no nos engañen más. El rendimiento tiene que ver con
la interrelación con el medio y no con el capricho de la página para el
periodista.
Algo divertido de la semana. El encuentro con el importador
de Dinamarca Christian Philipson. Un personaje de película que siempre me da la
oportunidad de probar grandes vinos y el que me permitió encontrar a Guigal y
sus lalala , grandes vinos de personalidad y amor. (www.guigal.com)
Otro punto alto de la semana. Son esas pocas horas con los
que me logro ver con los In Vino Veritas para grabar nuestros garabatos
radiales. (www.facebook.com/InVinoVeritasTv)
Fuerte en emoción, alimentador de espíritu, recreo vendimial. Nuestra invitada,
Nadia Harón. Alguien que convirtió lo cotidiano de cocinar en Arte. Siempre
recomiendo sus dos restoranes, al igual que los vinos de la bodega familiar O
Fournier. Divertido programa, pero con aspectos ya más críticos al sistema ,
donde estoy encontrando espacio para mis reclamos, sobre todo el de la
seguridad, y la necesidad de involucrarnos como ciudadanos para que las
soluciones también las aportemos nosotros.
(Pausa, entra cortina, cambia el ritmo y…)
Los malbec comenzaron a entrar en las bodegas, prometen
calidad, prometen valía… es cuestión de no echarlo a perder. Veremos como
sigue…